Sobre Nubes

En una mañana cálida de primavera, Sofia, una niña de 9 años, acariciaba con tristeza a su perro Max, un labrador de 12 años que acababa de fallecer. Max había sido su compañero fiel, siempre corriendo y saltando a su alrededor. Ahora, su cuerpo descansaba en el jardín, pero su espíritu parecía estar en otro lugar.

Su mamá, Victoria, se agachó junto a ella y le susurró al oído: “Cuando las mascotas se van, no se van para siempre. Ellos juegan ‘sobre nubes’, en el cielo, siempre cuidándonos.” Sofia levantó la mirada hacia el vasto cielo azul.

“¿Max está jugando ‘sobre nubes’?” preguntó Sofía con una mezcla de curiosidad y consuelo.

“Sí, cariño. Y siempre estará contigo, en cada momento”

Esa tarde, mientras se acomodaba en el sillón, Sofía miró por la ventana. Allí, entre las nubes, vio una figura que le recordó a Max corriendo feliz. Sonrió, sabiendo que su amigo siempre estaría allí, protegiéndola desde el cielo, “sobre nubes”.